El verano pasado, me fui junto a unos amigos (Celia, Moli, Iris, Alberto, Shamira y Carlota) a aprender inglés un més a Irlanda, en concreto a Cork, la segunda ciudad del pais después de Dublín,una ciudad pequeña pero encantadora al sur de la isla.
Nuestra rutina por decirlo de alguna forma era:
- Clases por la mañana tempranito,con un profesor realmente peculiar que nos dejó huella,Kevin.
- Salir de clase corriendo para comer rápidamente e irnos por la ciudad a pasear,ver tiendas, o hacer excursiones por pueblos cercanos a Cork donde poder perdernos.
Visita a los Cliffs of Moher
Lo recuerdo como una experiencia agotadora, no parabamos de andar de un lado para otro, pero sobre todo muy divertida. Algo tan tonto como hacer la compra, fue todo un episodio;me acuerdo como ibamos cargadas con maletas llenas de comida por toda la ciudad,sin poder apenas andar de la risa que nos entraba.
Me encantaría poder volver a revivir esos pic-nics que hacíamos en el jardín enfrente de nuestra resi a la hora de cenar,donde hablabamos de mil cosas…que felices éramos sin saber que viviamos rodeados de babosas…!!!
Alberto en lo alto de Cork!
Sin duda irte fuera a estudiar inglés hace mucho,porque recuerdo que cuando volví, estaba mucho más suelta con el idioma. Merece muchísimo la pena,antes que ponerte a estudiar inglés de la forma tradicional,ya que en el extranjero es mucho más provechosa la experiencia y se aprende el triple.
Como todo en esta vida tiene su parte negativa y por lo menos en mi caso, el problema es que si no lo refresco ,se me olvida con facilidad. Tengo facilidad para aprender y para olvidar.¿Que se le va a hacer?
Para terminar os diré que la cultura Irlandesa me encantó, es muy curioso que para ellos la cerveza es casi la diosa oficial de los irlandeses,alaban la Guinness por encima de todas las cosas y el caso es que nosotros también lo intentamos.
En la entrada de la fábrica de Guinness
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